jueves, 15 de julio de 2010

Fiesta y costumbre: La Danza de Gala o Danza de las Tijeras


Baile pagano de origen medieval quienes mediante la danza demuestran habilidades extraordinarias del cuerpo y de la prestidigitación, todo ello asociado a lo demoniaco. Según la tradición, la danza es competitiva, de barrio en barrio, de pueblo en pueblo. La sangre no hace mella, primando el dominio mental y el manejo corporal a fin de brindar adoración a la Virgen de la Natividad, Niño Lachocc, Niño Nativo y Niño Manuelito.
Los Tusuq, Layjas, antecesores de los danzantes de tijeras, eran considerados sacerdotes, adivinos, brujos y curanderos, los cuales eran muy respetados por el pueblo. Al llegar los españoles a desterrar las ancestrales costumbres agrícolas para establecer la mita minera, fueron también los principales perseguidos, puesto que se resistían a abandonar sus tradiciones ancestrales.
Llamados entonces “supaypa wawan” que significa “hijo del diablo”, se refugiaron en las alturas más inhóspitas. Como los españoles no lograron borrar la cosmovisión y mitología andina, aceptaron integrarlos a su sociedad con la condición de que danzaran en honor al dios occidental; es decir, que participaran en los rituales de Religión Católica, con el cual someterían a los pueblos.
En la actualidad la danza de tijera es una danza clásica, ritual de carácter mágico y religioso, en la que se representa coreográficamente los espíritus de la pachamama, yacumama, hanaccpacha, ucupacha y otros wamanis que son los dioses andinos; así como los diferentes aspectos de la vida del poblador de la región. Históricamente su escenificación está vinculada a movimiento mesiánicos andinos o de reivindicación religiosa y cultural en sectores de una raíz prehispánica coreográfica, la danza está influenciada por los bailes que los españoles trajeron consigo, especialmente las jotas, contradanzas y minues, así como por la vestimenta de grandes señores virreynales.

El uso de las tijeras, constituida por una tijera herma y otra macho, se debe a un proceso histórico donde los tusuq, sometidos a las explotaciones mineras y de fundiciones, buscaban una aleación de metales que expresasen sus sentimientos y los espíritus de sus antepasados.
El atuendo de los danzantes es variado, dependiendo del personaje y las circunstancias. En la época colonial empezaron a imitar los brillantes uniformes militares, con ciertos cambios de acuerdo al gusto personal. Así, los bordados con hilos metálicos fueron poco a poco representando los seudónimos de los danzantes y figuras de la naturaleza que aparecen en los trajes actuales, integrados por plumajes, sombreros, peluca, pechera, camiseta, casaca, faja, pantalón, mangas, medias, plantillas o zapatillas, pañuelos, guantes, y por supuesto tijeras.
La danza se puede clasificar en danza mayor o de competencia, llamado Atipanacuy; danza menor o Qolla alva que se baila por las noches; y zapateos, ejecutados en las festividades navideñas. Los danzantes tienen una vocación casi sacerdotal, iniciando su aprendizaje, que se transmite de generación en generación, durante la infancia.
Una ocasión propicia para apreciar esta danza, es el 25 de diciembre de cada año, donde realizan el Atipanacuy, en el altar de la Iglesia San Francisco en la ciudad de Huancavelica. Está usted invitado.

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